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Sicilia: El gigante volcánico del vino

Italia es famosa por sus vinos exquisitos, pero las islas de Sicilia y Cerdeña destacan por sus características únicas en el mundo vitivinícola. Estas islas mediterráneas ofrecen vinos con una identidad propia, gracias a sus variedades autóctonas, su clima singular y su rica historia vinícola.

Los vinos de Sicilia

Sicilia es reconocida no solo por su gastronomía y cultura, influenciada por normandos, árabes y españoles, sino también por sus vinos. Hoy te presentamos tres de los vinos sicilianos más destacados: Grillo, Nero d'Avola y Frappato.

• Grillo: Una de las uvas blancas más conocidas de Sicilia, también llamada "Riddu". Surge en la región de Puglia en el siglo XIX, como un cruce entre las variedades zibibbo y cataratto. El Grillo se cultivó en Sicilia después de que la filoxera arrasara los viñedos. Es apreciado por sus notas cítricas, flores blancas y albahaca.
• Frappato: Esta uva, cultivada desde al menos el siglo XVII, tiene un origen incierto, ya que algunos creen que proviene de la colonización española, mientras que otros la consideran autóctona de Siracusa. Este vino se caracteriza por su color rojo rubí con reflejos violáceos y sus aromas a cereza, frutas rojas frescas y especias dulces. En boca, es fresco, con notas salinas y una buena persistencia.
• Nero d'Avola: También conocido anteriormente como "Calabrese", nombre que confundía con la región de Calabria, aunque realmente proviene de Avola, en el este de Sicilia. Este vino ofrece aromas de cereza negra, ciruela y moras rojas, con toques de tabaco y regaliz. En boca, es fresco, con cuerpo medio y taninos presentes.

Cerdeña: Tradición y autenticidad

Cerdeña es otra joya vinícola mediterránea. Esta isla, llamada por los antiguos griegos "Sandalion" debido a la forma de su costa, ofrece una diversidad geográfica única que influye en la producción de sus vinos. Montañas, mesetas y un clima mediterráneo, caracterizado por veranos secos y ventosos, crean condiciones ideales para la viticultura.

Los vinos de Cerdeña

La viticultura en Cerdeña tiene raíces antiguas, probablemente introducida por los fenicios. A lo largo de los siglos, diversas culturas conquistaron la isla, enriqueciendo su patrimonio vitivinícola. En el siglo XIX, los vinos sardos ganaron fama, aunque la filoxera también afectó su producción, recuperándose finalmente en la década de 1950.

Desde los años 80, Cerdeña ha vivido un renacimiento de sus cepas autóctonas, dando lugar a vinos de excelente calidad. Entre sus variedades más destacadas se encuentran:

• Cannonau di Sardegna: Cultivado en Ogliastra, una región de colinas calcáreas, este vino tinto expresa todo su potencial en viñedos en forma de arbolito bajo. También se produce en Mandrolisai, con uvas como Bovale, Cannonau y Monica.
• Vermentino di Sardegna: Este vino blanco se produce principalmente en la región de Gallura, en suelos graníticos, y casi siempre envejece en acero, lo que le otorga frescura y mineralidad.
• Malvasia di Bosa: Un vino passito raro y de estilo oxidativo, producido en la costa oeste de la isla. Ofrece aromas de almendras tostadas, avellanas caramelizadas y matorral mediterráneo, con un sabor sorprendente por su equilibrio entre suavidad y persistencia.
• Vernaccia di Oristano: Este vino blanco se asemeja al Jerez y madura en barricas de castaño, donde se forma una capa en la superficie del vino, aportándole un carácter único.
• Carignano del Sulcis: En el sur de la isla, se produce este vino tinto con cuerpo a partir de la uva Carignano, junto con una rica producción de vinos dulces y secos, como Girò de Cagliari, Malvasia de Cagliari, Monica de Cagliari, Moscato de Cagliari, y Nasco de Cagliari.

Cerdeña y Sicilia no solo ofrecen una rica tradición vinícola, sino que también invitan a descubrir la esencia del Mediterráneo en cada copa de vino.

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